sábado, 28 de marzo de 2009

Celestiales recompensas

¿Quién lee para conseguir un fin por más deseable que sea? ¿No hay algunas actividades, que practicamos porque son buenas en sí mismas, y algunos placeres que son inapelables? ¿Y no se encuentra éste entre ellos? Algunas veces he soñado, al menos, que cuando llegue el día del Juicio final y los grandes conquistadores y juristas y hombres de Estado vayan a recibir su recompensa -sus coronas, sus laureles, sus nombres esculpidos indeleblemente en mármol imperecedero-, el Todopoderoso se dirigirá a Pedro y le dirá, no sin cierta envidia cuando nos vea llegar con nuestros libros bajo el brazo: «Mira, éstos no necesitan recompensa. No tenemos nada que darles aquí. Han amado la lectura». (pág.249)
Virginia Woolf. EL LECTOR COMÚN
Editorial Lumen. Barcelona, 2009
"¿Cómo debería leerse un libro?"

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