domingo, 31 de mayo de 2009

El ritmo de la ciencia

 

Lo profundo, lo difícil se hace fácil si se endulza. Lucrecio en su poema lo recuerda, y hace deleitosa la árida ciencia, porque la vierte mezclada con la miel de su Musa. Así lo dicen estos hermosos versos en hexámetros latinos. Versos que García Calvo emula en “discurso de a caballo” castellano,  y casi los iguala. Y en castellano “discurso de a pie” Eduard Valentí Fiol los recrea para que mejor quepan en las entendederas. Memorizar las tres versiones ha de enriquecer tu alma, y tu cuerpo, te lo agradecerá.

 

 

Nunc age, quod superest, cognoscere et clarius audio.

Nec mi animi fallit quam sint obscura; sed acri

percussit thyrso laudis spes magna meum cor

et simul incussit suauem mi in pectus amorem

Musarum; qua nunc instinctus mente uigenti

auia Pieridum peragro loca nullius ante

trita solo: iuuat integros adcedere fontis.

Atque haurire iuuatque nouos decerpere flores

insignemque meo capiti petere inde coronam

unde prius nulli uelarint tempora Musae,

primum, quod magnis doceo de rebús et artis

religionum animum nodis exsoluere pergo,

deinde, quod obscura de re tam lucida pango

carmina, musaeo contingens cuncta lepore.

Id quoque enim non ab nulla ratione uidetur;

sed, ueluti pueris absinthia taetra medentes

quom dare conantur, prius oras pocula circum

contingunt mellis dulci flauoque liquore,

ut puerorum aetas inprouida ludificetur

labrorum tenus, interea perpotet amarum

absinthi laticem deceptaque non capiatur,

sed potius tali facto recreata ualescat,

sic ego nunc, quoniam haec ratio plerumque uidetur

tristior esse quibus non est tractata retroque

uolgus abhorret ab hac, uolui tibi suauiloquenti

carmine Pierio rationem exponere nostram

et quasi musaeo dulci contingere melle,

si tibi forte animum tali ratione tenere

versibus in nostris possem, dum perspicis omnem

naturam rerum, qua constet compta figura.

 

Lucrecio. De rerum natura. Liber Primus (921-950)

 

921-950 Se interrumpe el poeta, ante el anuncio de otros puntos de doctrina que pueden parecer difíciles, para exaltar el gozo de la poesía [con versos que se repetirán al comienzo del libro VI] y la osadía nunca oída de su empresa, de cantar tan claro las cosas más oscuras y de adobar la ciencia con los alicientes de la  poesía [hacer –diríamos- con ayuda de fuerzas no racionales llegar la razón a los entendimientos], a lo que viene la comparación de los médicos que les dan a los niños disimuladas con miel las pócimas amargas.

 

 

Ahora conoce, ea ya, y lo que queda escucha en voz clara.

Y no se me oculta lo oscuro que es; pero una esperanza

grande de gloria me hirió el corazón con férvida vara

y al tiempo ha hincado en mí pecho un dulce amor de las santas

Musas; que ahora, istigado por él, con vívida alma

de hadas del canto apartado país recorro, por plantas

hollado de nadie jamás: da gozo a las puras fontanas

llegarse a beber, gozo da recoger nuevas flores estrañas

y a mi cabeza buscar de tal sitio ilustre guirnalda

de donde a nadie hasta aquí le han ceñido las sienes las hadas.

Porque primero, enseño de cosas grandes y el alma

procuro de nudos de religiones desenredarla,

y porque de asunto oscuro, además; echo al aire tan clara

voz a cantar, de las Musas tocándolo todo de gracia.

Que aun esto tampoco parece sin su razón que se haga;

mas, tal como a niños en darles los médicos cuando se afanan

odiosos ajenjos, primero a redor del borde la taza

del dulce y el rubio licor de la miel de un toque la halagan,

al fin de que así la edad inesperta quede burlada

de labios afuera y en tanto se beba la pócima amarga :

del zumo de ajenjo, y con ello engañándola no se la engaña,

sino más bien tratándola así cobra fuerzas y sana,

así ahora yo, como esta razón se le antoja harto agria

al que no ha con ella tratado, y de ella se aparta

la gente con tedio y horror, he querido en sones y galas

de poesía esta nuestra razón esponértela clara

y como del dulce don de la miel de las Musas tocarla,

por si podía quizá retener de ese modo tu alma

en estos mis versos, en tanto que toda entiendes la traza

del ser de las cosas. En qué ordenamiento firme se halla.

 

[Traducción de Agustín García Calvo para Editorial Lucina. Zamora 1997]

 

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Entusiasmo del poeta por su obra

 

Sigamos ahora, aprende lo que resta y oye más claramente. No se me oculta cuán oscuro es el lugar en que entro; pero con agudo tirso una gran esperanza de gloria ha herido mi corazón y le ha infundido a la vez un dulce amor a las Musas; aguijado por él, con vívida mente recorro ahora los descaminados parajes de las Piérides, de nadie antes hollados. Me gusta descubrir fuentes intactas y de ellas beber; me gozo en coger flores recientes y tejer para mi frente una insigne guirnalda, como jamás las Musas ciñeron a las sienes de nadie. Primero, porque enseño cosas excelsas y me esfuerzo en libertar el ánimo de los apretados nudos de las supersticiones; después, porque sobre tema tan oscuro compongo versos tan luminosos, rociándolos todos con la gracia de las Musas. Y no parece fuera de razón este método: pues así como los médicos, cuando intentan dar a los niños el repulsivo ajenjo, untan primero los bordes de la copa con el dulce y rubio licor de la miel, para burlar, sólo en los labios, la incauta edad de los pequeños y hacerles apurar entretanto el amargo zumo, con engaño sí pero sin daño, antes con este remedio convalecen y se reponen; así yo ahora, ya que nuestra doctrina por lo común parece en exceso amarga a quien no la ha tratado y el vulgo se echa atrás y se estremece ante ella, quise exponértela en la armoniosa lengua de la Piérides como untada con la dulce miel de las Musas, por si pudiera así retener tu ánimo suspenso de mis versos hasta que veas claramente toda la Naturaleza cómo está trabada y cuál es su figura.

 

[Traducción de Eduard Valentí  Fiol  para  Bosch, Casa Editorial, S. A. Barcelona. 1976]

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